Teletrabajo

Entre las muchísimas cosas que la crisis sanitaria del coronavirus ha traído al mundo, hay una que ya existía pero que, durante la pandemia, se ha erigido como la gran beneficiada: el teletrabajo. Pero el teletrabajo en periodismo, al igual que en otros campos, debe plantearse muchas aristas para poder funcionar como norma y no como excepción: coberturas en directo, ruedas de prensa y entrevistas personales cambian sus procesos de elaboración. ¿Lo notan los lectores? ¿Es posible ofrecer un buen producto trabajando desde casa?

Es importante precisar un matiz fundamental: el teletrabajo en periodismo no es nada nuevo. Los columnistas suelen trabajar a distancia, los corresponsales lo hacen por obligación y es más que habitual que, por pura logística y tiempos, los redactores manden sus piezas desde los lugares en a los que acuden a cubrir una noticia. Pero eso, por notable que resulte, no es la norma. Las redacciones son lugares habitualmente poblados, especialmente en medios con edición impresa.

El coronavirus ha provocado que las redacciones se queden vacías. Que periódicos con centenares de profesionales en nómina los mandasen a seguir trabajando desde casa de un día para otro fue, inicialmente, un caos organizacional. El periódico es un producto físico que se elabora de cero a diario: redacción de artículos, distribución de páginas, colocación de módulos publicitarios, maquetación, coordinación. Muchas labores ejercidas por muchos profesionales distintos que dejaron de verse las caras y pasaron, como tantos otros, a las reuniones por Zoom, las llamadas colectivas y las apps de comunicación interna.

El teletrabajo en periodismo se ha enfrentado a las mismas problemáticas que muchos oficios habituados a trabajar en equipos que funcionan cara a cara: sustituir las reuniones presenciales por videollamadas, cambiar esas pequeñas dudas consultadas a compañeros por llamadas rápidas y acostumbrarse a digitalizar todavía más cualquier proceso. Pero, tras unos meses de pandemia y confinamiento estricto, y otros tantos de nueva normalidad, hay un balance: el modelo funciona.

Los números hablan: se puede

La única duda en todo este proceso es si es posible hacer teletrabajo en periodismo y sacar adelante un producto que los lectores sigan recibiendo de buen grado, sin que suponga una rémora en la calidad de la información y sin que el nuevo modelo de trabajo se traduzca en un menor nivel productivo. Y las directivas de los grandes medios ya tienen suficientes datos para valorar. El trabajo a distancia, también para el grueso de la plantilla, funciona.

Ahora, la cuestión es otra: ¿Conviene sostener el inmenso gasto de mantenimiento de redacciones adaptadas a contar con centenares de profesionales diariamente si éstos pueden seguir trabajando a buen nivel desde casa? ¿Pueden las ya de por sí precarias cuentas de los periódicos permitirse ese lujo? ¿Es sostenible a largo plazo un periódico elaborado por periodistas exclusivamente desde sus casas?

Los grandes diarios apuestan por el teletrabajo

Por ahora, los grandes medios españoles lo tienen claro: el teletrabajo no ha sido una anécdota, y la nueva normalidad no es necesariamente algo circunscrito a una etapa corta. Una de las cabeceras con más profesionales en nómina, y también con mayor tradición y arraigo en la prensa española, el diario ABC, es un claro ejemplo. Sus profesionales, salvo algunos directivos y puestos con funciones estratégicas, siguen trabajando en casa.

El teletrabajo en periodismo no era nada nuevo para muchas personas. Pero la realidad ha impuesto la necesidad de sacar adelante diariamente la elaboración de periódicos impresos con equipos trabajando sin verse la cara. Un paso adelante en la digitalización de un sector en constante transformación.

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